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No tengo tiempo para odios, prefiero amar a quien me quiere

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Quien invierte gran parte de su tiempo alimentando odios hacia quienes le odian se olvida de lo más importante: de amar a aquellos que le quieren de verdad. El odio y el rencor son dos enemigos siniestros y persistentes que suelen echar raíces muy profundas en muchas mentes. Porque en realidad, son trampas en las que nosotros mismos acabamos siendo cautivos de esas emociones negativas tan autodestructivas.




A menudo, suele decirse aquello de que “el odio es el reverso del amor” cuando, sin embargo, esto no es del todo cierto. Odiar es un ejercicio privado pero descarnado donde se entremezclan diferentes emociones: desde la ira, la humillación o la aversión. Estamos pues ante un instinto muy primitivo que por su fuerza e impacto en nuestro cerebro, puede provocar que dejemos de priorizar aquello que de verdad es importante, como nuestro equilibrio o las personas que nos aman.
No tengo tiempo para enojos o rencores, ni aún menos para odiar a quienes me odian, porque los odios son la muerte de la inteligencia y yo estoy muy ocupado amando a quienes me quieren.

Tanto Aristóteles como Sigmund Freud definieron el odio como un estado donde el sentimiento de violencia y aniquilación suele estar presente. Martin Luther King, por su parte, habló de esta emoción como una noche sin estrellas, algo tan oscuro donde el ser humano pierde sin duda su razón de ser, su esencia. Queda claro que estamos ante el reverso más peligroso del ser humano, y por ello, te invitamos a reflexionar sobre este tema.

Los odios no son ciegos, siempre tienen una razón

Los odios no son ciegos, poseen un foco muy concreto, una víctima, un colectivo o incluso unos valores que no se comparten y ante los que uno reacciona. Carl Gustav Jung, por ejemplo, hablaba en sus teorías sobre un concepto que no deja de ser interesante: lo llamó la sombra del odio o la cara oculta del odio.

Según este enfoque, muchas personas llegan a despreciar a otras porque ven en ellos/as determinadas virtudes que en sí mismos son carencias. Un ejemplo seria el hombre que no soporta que su mujer triunfe en su esfera laboral o el compañero de trabajo que alberga sentimientos de odio y desprecio por otro, cuando en realidad, en lo más hondo de su ser lo que existe es envidia.


Con ello, podemos ver claramente que los odios nunca son ciegos, sino que responden a razones que para nosotros son válidas. Otra muestra de ello la tenemos en un interesante estudio que se publicó en el 2014 en la revista “Association for psychological sciencie“, al cual, titularon “Anatomía del odio cotidiano“. En el trabajo se intentó revelar cuáles eran los odios más comunes del ser humano y a qué edad “empezamos a odiar” por primera vez.

El primer dato relevante es que el odio más intenso se genera casi siempre hacia personas que nos son muy cercanas. La mayor parte de entrevistados declararon que a lo largo de sus vidas solo habían odiado con intensidad 4 o 5 veces.
Los odios se centran casi siempre sobre familiares o compañeros de trabajo.
Los niños suelen empezar a odiar sobre los 12 años.
El odio apareció en este estudio como algo muy personal. Uno podía despreciar a un político, a un personaje o un determinado modo de pensar, pero el odio auténtico, el más real, solía proyectarse casi siempre hacia personas muy concretas de sus círculos más íntimos.


El odio es la muerte del pensamiento y la libertad

Ya lo dijo Buda, lo que te enfada te domina. Aquello que despierta en nosotros el odio y el rencor nos hace cautivos de una emoción que, lo creamos o no, se expande con la misma intensidad y negatividad. Pensemos en ese padre de familia que llega a casa cargado de rencor hacia sus jefes y que día y noche les comenta a su esposa e hijos su desprecio, su aversión. Todas esas palabras y ese modelo de conducta, revierte de forma directa en los más pequeños.
En un mundo lleno de odio debemos atrevernos a perdonar y a tener esperanza. En un mundo habitado por los odios y la desesperación, debemos atrevernos a soñar.

También sabemos que no es tan fácil apagar el fuego de los odios de nuestro cerebro. Parece queconceder el perdón hacia quien nos ha hecho daño o nos ha humillado es como claudicar, pero nadie merece una existencia cautiva. Sobre todo sin con ello descuidamos lo esencial: permitirnos ser felices. Vivir en libertad.


Vale la pena entonces reflexionar en las siguientes dimensiones.


Cómo liberarnos de la trampa del odio

El odio tiene un circuito cerebral muy concreto que se adentra en áreas responsables del juicio y la responsabilidad alojados en la corteza prefrontal. Tal y como señalábamos al inicio el odio no es ciego, por tanto, podemos racionalizar y controlar estos pensamientos.
  • Desahoga ese rencor con la persona responsable argumentando el por qué de tu malestar y tu dolor, de forma asertiva y respetuosa. Pon palabras a tus emociones, teniendo claro que muy posiblemente, la otra parte no te entienda o no comparta tu realidad.
  • Tras ese desahogo, tras haber dejado clara tu posición marca un final, un adiós. Libérate de ese vínculo de incomodidad mediante el perdón siempre que te sea posible, para de este modo, cerrar mejor el círculo y “desprenderte” de él.
  • Acepta la imperfección, la disonancia, el pensamiento opuesto al tuyo, no dejes que nada perturbe tu calma, tu identidad y aún menos tu autoestima.
  • Apaga el ruido mental, la voz del rencor y enciende la luz de las emocionalidad más enriquecedora y positiva. La que merece la pena: el amor de los tuyos y la pasión por aquello que te hace feliz y te identifica.

Es un ejercicio sencillo que deberíamos practicar cada día: el desprendimiento absoluto de los odios y rencores.


Valeria Sabater

Las mejores cosas siempre son gratis: soñar, abrazar, reír…

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Las mejores cosas de nuestra existencia, en realidad, nunca son “cosas”: son momentos, lecciones, recuerdos, son abrazos intensos bajo la lluvia y emociones que recorren nuestra piel por aquellas palabras sinceras susurradas al oído. Todo ello acontece cuando nos sentimos verdaderamente libres y receptivos a lo que nos rodea, sin miedos, sin actitudes limitantes, sin prejuicios…



Una de las premisas que definen a la psicología positiva es la eterna cuestión de cómo ser más feliz. Martin Seligman, máximo representante de esta tendencia y célebre psicólogo famoso ante todo por sus trabajos sobre la depresión y la indefensión aprendida, nos señala que una forma de conseguirlo es mediante el “engagement”. Sería esa capacidad para involucrarnos en los aspectos más positivos y simples de la vida, tales como soñar, abrazar, reír…
Las mejores cosas de esta vida son gratis y no se pueden ver, porque las ofrecemos y las sentimos con los ojos cerrados: besar, abrazar, soñar…

Por curioso que resulte, no siempre es fácil darnos cuenta de cómo nos enriquecen este tipo de actos tan simples. A veces, perdemos el rumbo de tal manera que al final, acabamos construyendo una vida en la que no somos felices. Nosotros mismos alzamos nuestras propias cárceles y esos escenarios donde se pierde el valor de las cosas más sencillas, las más auténticas…

Las psicología positiva y el valor de las pequeñas cosas

Hasta no hace mucho la psicología se centraba -ante todo- en describir esas áreas asociadas o bien a patologías o a aspectos negativos como la depresión, el estrés, la ansiedad. A casi nadie se le había ocurrido enseñarnos algo tan esencial como aprender a “ser felices”. Era como si cada uno de nosotros llegáramos al mundo con “un chip” instalado de fábrica que nos facilitaba alcanzar ese estado de forma natural.

No obstante, el ser humano tiene una extraña “habilidad” para no ser feliz o al menos, no sentirse tan realizado o satisfecho como desearía. Por ello, en 1999 la Organización Gallup fundó el Instituto de Psicología Positiva y en el 2006 Martin Seligman se convirtió en uno de los principales abanderados de esta tendencia que incide en diferentes aspectos, como que la riqueza no da la felicidad o y que la modernidad o la tecnología tampoco hace a las personas más alegres…


Un aspecto esencial que nos enseña la Psicología Positiva es que las emociones negativas nos ayudan a sobrevivir de forma individual. El miedo, nos empuja a huir, la tristeza a reconocer que algo va mal para “reconstruirnos por dentro”. Por su parte, las emociones positivas nos permiten conectar con los demás para sobrevivir como especie, de ahí los abrazos, las palabras amables, las caricias, la amistad, el amor…

Las mejores cosas nunca son “cosas”

Tal Ben-Shahar es toda una referencia en el campo del estudio de la felicidad y el liderazgo. Es profesor de Harvard y sus clases siempre baten récords de matriculación por el gran interés que suscitan sus teorías, las mismas que ha reflejado en libros como “La búsqueda de la felicidad” o “Practicar la felicidad, un diario para tu realización”.
Disfruta de las pequeñas cosas de la vida, algún día te darás cuenta de que eran las mejores.

Queda claro que al gran público ya no nos interesa tanto saber qué es una depresión o qué síntomas tiene el estrés. Las personas queremos que nos indiquen cómo ser un poco más felices o al menos, cómo lograr sintonizar con nuestro interior y el entorno para sentirnos bien.

Estas serían algunas de las claves que nos indica el profesor Tal Ben-Shahar.


Claves donde se inscribe la felicidad

Las mejores cosas son aquellas que no se programan y que surgen de forma espontánea. Uno de los focos de estrés e insatisfacción más habitual es el hecho de marcarnos altas metas o el proponernos alcanzar aspectos poco realistas.
  • La necesidad de aparentar juventud eterna, de acumular cosas, de alcanzar éxitos… Todo ello tiene un límite, y ese límite es no caer en el perfeccionismo neurótico sino en el positivo, aquel que es realista, que agradece lo que tiene, lo que uno es y lo que le rodea.
  • No hay que tener “miedo al miedo”. Lo señalábamos antes, las emociones negativas como el miedo son toques de atención individual que hay que saber atender y aceptar, para después superar. Si vivimos, por ejemplo, con miedo a equivocarnos jamás aprenderemos, jamás daremos el paso hacia la oportunidad o el cambio.
  • Conoce tus emociones y sírvete de ellas. Ya sabemos que las emociones negativas son armas de autoconocimiento, y en lo que respecta a las positivas, debemos verlas como canales de crecimiento y de expansión. El simple hecho de propiciarlas y desarrollarlas cada día a través del afecto, de la comunicación empática, del respeto y el cariño nos permitirá conectar con los demás para poder crecer por dentro y por fuera, y a su vez, ser mucho más libres.


Para concluir, algo que nos señala Ben-Shahar es que no debemos obsesionarnos con la idea de una felicidad eterna. Algo así es poco más que un ideal imposible. Se trata más bien de liberarnos de todas las cargas posibles y de vivir en equilibrio, en armonía, en serenidad.

Las mejores cosas no siempre las trae el dinero ni el éxito. De hecho, es muy posible que la auténtica felicidad ya esté a nuestro lado, con nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros hijos..

Valeria Sabater

Sentimientos de culpa y mal humor constante (depresión encubierta)

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El sentimiento de culpa constante ante acciones de las que no somos responsables debería darnos una pista sobre el problema. Es importante tratarlo lo antes posible para que no empeore



En ocasiones, en nuestro interior aparece de pronto una voz que nos llena de sentimientos de culpa, que nos indica que todo lo hacemos mal, que nada vale la pena y que, por mucho que nos esforcemos, nada va a salir bien.

A su vez, un hecho muy habitual en los pacientes afectados por lo que se conoce como “distimia” es mostrar un malestar y un mal humor crónico donde se pierde el interés por casi todo, y a su vez, cualquier cosa les hace reaccionar con desidia y mal humor.

Todos ellos son síntomas de un tipo de depresión que, en principio, puede ser leve o moderada. No obstante, en caso de no tratarla y de no afrontarla, puede convertirse muy bien en un problema mayor.

Conozcamos mejor estos dos síntomas tan comunes.

Dependiendo de cómo afecten a nuestras vidas y del control que tengamos sobre los sentimientos de culpa y el mal humor, podremos hablar de una posible depresión o, sencillamente, de una mala época.


Cuando nos invade el sentimiento de culpa y el mal humor constante

Cuando algo se ensucia en casa y no lo limpiamos o lo ordenamos rápido, al instante, aparece el sentimiento de culpa. Cuando comemos un poco más de lo debido o cuando mantenemos una conversación con alguien de la que más tarde nos arrepentimos, nos sentimos mal y surge de nuevo ella: la culpa.

Cuando nos miramos en el espejo, en ocasiones, solo vemos a alguien fracasado.

Todo este conjunto de sentimientos, de emociones negativas vividas a lo largo de cada día y durante varios meses, son una pista inequívoca de que algo va mal en nosotros.

Nadie puede vivir con la sombra de la culpa amenazándonos como un cuchillode forma constante, de forma persistente.


No solo nos lo dijo Freud en su momento “el sentimiento exagerado de culpa y la autoculpa son la clave para entender la depresión”. A través de resonancias magnéticas se ha podido descubrir lo que esta emoción genera en nuestro cerebro.

La culpa y los autorreproches son como una “mordedura” en nuestro cerebro

El estudio sobre cómo afecta el sentimiento de culpa a nuestro cerebro fue publicado en la revista General Psychiatry y nos revela lo siguiente:
La estructura cerebral encargada de procesar una conducta capaz de racionalizar y solucionar la sensación de culpa es el lóbulo temporal anterior. Esta región está relacionada con la conducta social, y es la que hace, por ejemplo, que veamos las cosas con más objetividad.
Las personas que atraviesan un trastorno depresivo “han desconectado esta zona” para activar en exclusiva las región subgenual.
Ello hace que no responsabilicemos a nadie sobre lo que ocurre (si alguien nos hace daño, nos enfurece o nos engaña): todo lo personalizamos, todo lo atribuimos a nosotros mismos.

Estamos ante una realidad que puede verse claramente en nuestro cerebro.

Según los expertos, de no tratarse, puede generar incluso cierta agresividad, una bajada notable de la autoestima y en el peor de los casos, la sensación de que todo escapa a nuestro control y de que la vida no merece la pena.

Es algo muy grave.

El mal humor como compañero cotidiano

El mal humor y la sensación de que nuestra realidad ha perdido su brillo original es un síntoma característico de lo que se conoce como distimia.
La apatía, la bajada de energía, los problemas de sueños, los altibajos alimenticios, pasar períodos en que necesitamos huir de la gente y al instante ser reconocidos y atendidos son rasgos de este tipo de depresión que, además,suele tener un componente genético.

Lo más complejo de este tipo de depresiones es que podemos pasar un par de años en que somos más o menos funcionales. Es decir, vamos al trabajo, llevamos la casa y la familia adelante pero todo lo hacemos con desgana y con la clara sensación de que no somos felices.

Que cada día nos cuesta más levantarnos…


En cuanto aparezca esta sombra, esta sensación, es importante pedir ayuda y, ante todo, ser conscientes de que algo no va bien y debemos resolverlo.
Estrategias de afrontamiento para el día a día

Para superar una depresión necesitamos un tratamiento médico, terapia, fuerza de voluntad y el apoyo de los nuestros.


No obstante, nunca está de más aplicar estas sencillas recomendaciones en el día a día.Cabe decir, además, que cada uno de nosotros deberemos encontrar aquella estrategia que más nos ayude, porque cada persona es única y no hay dos depresiones iguales.

El movimiento, el ejercicio, los baños de sol: se trata, sencillamente, de salir de casa, de rodearnos de “vida”, de poner en movimiento nuestro cuerpo y con ello, crear a su vez diversos cambios maravillosos en nuestro cerebro.
Detén el rumor negativo de tu cerebro. Es necesario poner fin al ruido mental, al “no puedo”, al “la culpa es mía”.
Tus pensamientos negativos no son realidades, son percepciones y las percepciones no siempre son auténticas.
Visualiza cada día el cambio, el cómo sería tu vida con un poco más de sentido del humor, con mayor equilibrio y paz interior.

Lucha porque ese sueño se convierta en realidad.

http://mejorconsalud.com/

Cuando el Universo parece conspirar a nuestro favor

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Muchas veces nos hemos propuesto materializar en nuestras vidas los anhelos más profundos que creemos necesitar ver plasmados en nuestra realidad para ser felices, pero más allá del intento, hay algo que no conseguimos comprender cuando no recibimos del Universo aquello que deseamos…

Debemos estar en sintonía con nuestro deseo, y eso nos crea confusión, ya que conscientemente nos sentimos dispuestos a recibir lo mejor, pero sucede que a veces, los bloqueos emocionales que podamos tener, nos alejan de aquel propósito, a un nivel mucho más profundo, la mente responde a nuestros pensamientos conflictivos y creencias erróneas y limitantes, que no suelen estar en armonía y alineados con nuestras verdaderas intenciones.



Cuando esto sucede, una sensación de frustración y angustia nos invade, nos sentimos no merecedores de recibir lo bueno, nos desvalorizamos creyendo que no estamos a la altura de las circunstancias.

En verdad, es uno mismo quien debe conspirar a favor de lo que desea para sí, son nuestras creencias las que deben estar en sintonía con nuestro propósito, son nuestros pensamientos que deben ayudar a crear lo bueno, y nuestro accionar acercarnos a la meta.

Pero hay algo más trascendental aún; lo que creemos merecer no siempre es lo que en verdad necesitamos para nuestro bienestar, en esa trampa mental caemos a menudo, confiando que para nuestra evolución personal debemos vivenciar solo aquello que esté acorde a nuestra conveniencia, y nada más lejos de la realidad, porque el sufrimiento que nos provoca todo aquello que no coincide con nuestras pretensiones, también es necesario para nuestro desarrollo espiritual. El dolor nos mueve de esa zona de confort, nos crea incomodidad, modifica las estructuras de nuestros pensamientos, creencias y convicciones, nos hace reflexionar, y en el mejor de los casos, lo más sano que puede sucedernos es que despertemos a una nueva consciencia, conforme con nuestras perspectivas sin resignar nuestras posibilidades.

soyespiritual.com

¿Qué hacer cuando los otros nos muestran de frente lo que no queremos ver?

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..!Y AYYYYYYYYYYY, GENERALMENTE ES SIN ANESTESIA!.

Nos quiebran el corazón…Pero lo hacen para ver si finalmente entendemos, y dejamos de mirar para otro lado, tratando de luchar contra las sombras sosteniendo nuestras ilusiones personales, contra viento y marea. Contra toda evidencia.



Y arriesgándose a perder nuestra propia Luz.

“Ellos”, nos muestran claramente que quieren otra cosa.Y nosotros insistimos con nuestra versión “espiritualizada”, hasta que ya no es posible sostener mas la situación.

¿QUÉ HACER ENTONCES?

Si te esta pasando, desdramatiza. Y con un toque de humor, y de humildad, acepta la verdad y agradece a quien te esta enseñando a mirar las cosas de frente.

Es también un Maestro Espiritual.Un Maestro de realidades terrenales. Esas que tanto nos cuesta aceptar.

No todo es tan facil.

No todos quieren evolucionar.

No todos te respetan aunque tu los respetes.

Pero la Luz…!es más fuerte que toda ese caos!

Y en la Luz no hay sufrimiento.

Elige de nuevo, elige la Luz, el bien, la claridad, la luminosidad

Respira hondo y sigue adelante con la frente alta, el corazón abierto y la conciencia en paz.

Hiciste todo lo posible.

Y lo imposible.

Estás en paz.

Ahimsa

No violencia


Hania
soyespiritual.com

¿Son las emociones negativas tan malas como parecen?

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¿Cuánto tiempo llevamos teniendo la idea de que las emociones negativas son malas? Es decir,¿hasta qué punto nos han educado en que lo “negativo” (o lo que parece negativo) tiene que ser evitado, minimizado o suprimido?


Seguramente esta educación siempre haya tenido un fin noble, con la intención de ayudar o de inculcar una actitud positiva de cara a la vida. No obstante, existe una gran cantidad de gente para la cual esta idea de “rechazo a lo malo” ha resultado tener un doble filo.
Las emociones “negativas”

Últimamente se ha hablado mucho de las emociones, y se han sacado a relucir varios temas de la psicología que llevaban tiempo queriendo tomar el aire. Por ello, no viene mal aclarar conceptos. Para dar una definición, y partiendo desde la Terapia Racional Emotiva fundada por el profesor Albert Ellis, las emociones se entienden como sucesos o acontecimientos mentales, fisiológicos y conductuales.

En otras palabras, se pueden entender como activaciones fisiológicas concretas a las que nuestra mente y nuestro cuerpo ponen una etiqueta. De esta forma se acepta que las emociones tienen una función específica, y la diferencia entre ”negativa” y “positiva” viene dada por su utilidad, tanto de cara al mundo como de cara a nosotros mismos (no nos olvidemos estos últimos).

Por ejemplo, la tristeza, que es generalmente considerada como negativa, se torna especialmente útil en el momento en el que es necesario desahogarnos o descargarnos emocionalmente ante un conflicto que no sabemos resolver. Es decir, podría ser positiva.

No obstante, se convertiría en negativa, cuando fuese provocada por una idea irracional, dejase de servir como descarga, o nos pusiese más difícil alcanzar nuestros objetivos.
¿Cómo se llaman las emociones disfuncionales?

Si marcamos la diferencia entre emociones positivas y negativas en el punto en el que dejan de ser útiles, resultaría beneficioso saber si aquellas que normalmente catalogamos como negativas los son realmente. Estos son algunos ejemplos:

Preocupación vs. Ansiedad

Es absolutamente distinto desear que algo no suceda (preocupación) a eliminar la posibilidad de que ocurra (“esto no puede suceder y si sucede será fatal”). Parece solo una leve diferencia, pero ésta se vuelve enorme en el momento en el que se necesita afrontar una situación ansiógena. Los malos nervios pueden hacer que una leve preocupación se convierta en un mundo de espantos, lo que por otro lado hace que sea imposible afrontar nada.

Por tanto salta a la vista la inutilidad de la ansiedad, al menos a nivel interno, lo que es muy distinto de estar activado o preocupado.

Tristeza vs. Depresión

La línea entre ambas puede parecer fina, pero a nivel mental (recordemos la dimensión mental de las emociones), el estado depresivo tiene un fuerte componente de devaluación, es decir, de maltrato hacia uno mismo (“no valgo para nada, no soy nada”). También en la dimensión tiempo e intensidad son distintas, aunque estos parámetros son mucho más individuales.

Concretar que con estado de ánimo depresivo no se hace referencia en este caso a la depresión como problema clínico, sino como estado de ánimo, el cual resulta ser, además de poco útil,bastante dañino.

Enfado con uno mismo vs. Culpabilidad

Estas dos emociones se representan en ocasiones más como una evolución que como estados diferentes. Es decir, uno se enfada con uno mismo, y luego empieza a sentirse culpable por aquello por lo que se ha enfadado. La autodevaluación es muy común aquí, y como ya se ha intuido, esta no tiene utilidad alguna.

La culpa es la protagonista de un enorme número de problemas psicológicos clínicos. Un sentimiento de culpa mal gestionado puede generar formas de pensar absolutamente dañinas para la persona, a diferencia del enfado con uno mismo, del cual puede surgir aprendizaje.

Enfado vs. Ira

Mientras que el primero puede ser una reacción lógica y de hecho sana ante un posible desacuerdo, es el paso a la ira lo que lo torna negativo. En la ira, de un simple enfado se pasa a devaluar al otro.Es lo que típicamente ocurre en los días de mucho tráfico, o cuando la gente se pone nerviosa; encualquier caso, nunca resulta útil de cara a la resolución del conflicto.

Además, mediante la ira se emplean una enorme cantidad de recursos mentales y emocionales, más de los que en muchas ocasiones se tiene. El enfado ante un desacuerdo relaja tensión emocional y mental, mientras que la ira produce más de ambas.

¡Doble de negativo, por favor!

Parece ser que a lo mejor no es tan necesario evitar lo “malo”. No obstante, el escape de ello es lógico; al fin y al cabo, ninguna de las emociones citadas son agradables, sean funcionales o no. Pero, aunque ninguna nos proporcione una sonrisa o una carcajada en sí misma, a nivel psicológico llega el punto en el que surge la pregunta más obvia:

¿Para ser feliz, o para estar sano mentalmente, uno siempre tiene que estar contento?

La emoción de valencia negativa (y me refiero a la que produce un estado de ánimo negativo, independientemente de su utilidad), antes de tener esta valencia, es emoción. Antes definimos este término. Solo ha faltado añadir que las emociones son humanas, es decir, el humano está diseñado para crear, experienciar y en definitiva vivir todo tipo de emociones, tanto negativas como positivas. Y resulta que a veces, buscando el escapar del estado de ánimo desagradable, acabamos viviendo uno que nos daña aún más.

En consulta, la pregunta de “¿por qué a mí?” se repite constantemente. La respuesta se queda en que simplemente las emociones con afecto negativo (pero posiblemente funcionales) ocurren. Admitirlo y reconciliarse con el hecho de que uno es capaz de sentirse mal, y además puede necesitarlo, es simplemente darse cuenta de que uno es humano.

Eduardo Torrecillas Rivera

​¿Autoestima baja? Cuando te conviertes en tu peor enemigo

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La autoestima es una de las variables psicológicas más importantes para la salud emocional, el bienestar y es clave en nuestra relación positiva con el entorno. Pero, por desgracia, no todo el mundo posee una autoestima alta. 



Los estudios aseguran que este aspecto tan importante de la personalidad no es algo estático, sino que puede variar a lo largo de la vida de una persona, y según afirma la psicóloga Silvia Congost, autora de del libro “Autoestima Automática”, su desarrollo depende aproximadamente en un 30% de factores genéticos , y el resto, es decir un 70%, depende del entorno y de las experiencias que nos ha tocado vivir.


La relación entre autoestima baja y equilibrio emocional

La autoestima baja es un problema real al que se enfrentan muchas personas, porque puede afectar negativamente a las distintas áreas de su vida. De manera resumida, la autoestima baja causa sufrimiento e impide lograr muchas de nuestras metas o deseos. Las pautas negativas de pensamiento asociadas a la baja autoestima (por ejemplo, pensar que todo lo que haces te va a ir mal) pueden provocar problemas graves de salud mental, como depresión o ansiedad.

La autoestima baja es paralizante, y hace que sea difícil probar cosas nuevas o llevar a cabo las distintas tareas del día a día, así como iniciar un nuevo hobby o buscar empleo. Esto impide vivir la vida que uno quiere, y lleva a la frustración y al malestar al cabo del tiempo.

Quien se encuentra en esta situación y quiere salir de esta espiral negativa, solamente si realiza un duro trabajo de autorreflexión y reconoce su nivel de autoestima podrá mejorarla y, por tanto, incrementar su bienestar. En algunos casos, la persona no puede lograrlo por sí sola, así que será necesario acudir a un psicólogo especialista. Aún y así, es la persona que quiere cambiar quien ha de esforzarse para lograrlo, puesto que el psicólogo sólo facilita las herramientas para el cambio.

¿Qué causa baja autoestima?

Los pensamientos que tienes sobre ti mismo parecen realidades absolutas, pero no dejan de ser solamente opiniones. Se basan en las experiencias que has tenido en la vida, y los mensajes que estas experiencias han aportado para que formes una imagen de quién eres. Si has tenido malas experiencias, es probable que la valoración sobre ti misma sea negativa. Las experiencias cruciales que ayudan a forjar estas creencias negativas o positivas sobre nosotros mismos es muy posible (aunque no siempre) que ocurran en edades tempranas.

Lo que has visto, sentido y lo que has experimentado durante la infancia y la adolescencia, en tu familia, la escuela o la comunidad en general tienen un efecto determinante a la hora de valorarte a ti mismo en el futuro.

Ejemplos de estas experiencias se presentan a continuación:
  • Castigo sistemático o abuso
  • No cumplir con las expectativas de los padres
  • No cumplir con las expectativas del grupo de las amistades y los compañeros
  • Ser el “chivo expiatorio” de otras personas en momentos de tensión o angustia
  • Pertenecer a familias o grupos sociales caracterizados por la falta de afecto y el desinterés
  • Ser tratado como la oveja negra de la familia o la escuela

Problemas psicológicos asociados a la baja autoestima

Además de las causas anteriores, en ocasiones, las valoraciones negativas sobre uno mismo vienen provocadas por experiencias negativas que han sucedido más tarde en la vida. Por ejemplo. rupturas de pareja dolorosas o relaciones abusivas, estrés persistente, bullying o mobbing, etc. Por tanto, la relación entre problemas psicológicos y autoestima es una realidad.

Muchos de los problemas psicológicos o emocionales están asociados a la baja autoestima, y es por esto que uno de los motivos más frecuentes de consulta psicológica. Y puesto que la autoestima puede causar otros tipos de problemas (depresión, trastornos de la alimentación, adicciones, ansiedad, etc.), es necesario tomar medidas al respecto

Deja de ser tu peor enemigo: estrategias para mejorar la autoestima

La autoestima baja esta muy relacionada con cómo valoras y reaccionas a las cosas que suceden Si quieres dejar de ser una de esas personas con autoestima baja, puedes seguir estos consejos para dejar de ser tu peor enemigo y mejorar tu autoestima:
  • Ponte objetivos realistas
  • No te compares con los demás
  • Aprecia tus cualidades
  • Trátate con cariño y mira la vida de forma positiva
  • Practica Mindfulness
  • Haz críticas constructivas hacia ti mismo
  • Regálate tiempo
  • Practica ejercicio físico
  • Intenta ser asertivo
Buscando ayuda para mejorar la autoestima

Si detectas que tienes un problema de autoestima serio y lo anterior no ha funcionado, es necesario que lo soluciones lo antes posible porque no tienes que seguir sufriendo más tiempo. Así que, en vez de esconderte y mirar para otro lado, puedes:
  • Hablar con tus familiares o amigos íntimos
  • Hablar con tu médico de cabecera para que aconseje qué debes hacer
  • Acudir a terapia con un psicólogo especializado

Jonathan García Allen

Mindfulness: 5 consejos prácticos para principiantes

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En los últimos años, la meditación ha ido ganando popularidad. 



Cada vez recibo más consultas de gente interesada en aprender a meditar, y ciertamente es algo que me alegra. Ya sea para reducir el estrés y la ansiedad, o para mejorar la calidad de vida en general, siempre recomiendo introducir la práctica del Mindfulness en la rutina diaria.

El Mindfulness requiere voluntad

Sin embargo, aunque la ciencia ha aportado conocimiento sobre los muchos beneficios que nos aporta esta práctica (emocionales, mentales, físicos y de paz interior) la realidad es que no es fácil ponerse a meditar. Es común ver que la gente empieza llena de ilusión, solamente para probar, van a medida que van transcurriendo los días no son capaces de encontrar un momento para practicar.

Y no debería sorprendernos. Estamos acostumbrados a no parar de hacer cosas, a no “perder el tiempo” con actividades que no tengan utilidad inmediata y a huir del aburrimiento. Es así como el principiante, casi sin darse cuenta, se inventa múltiples excusas para no meditar.
El Mindfulness requiere práctica

Yo mismo, cuando empecé, me convertí rápidamente en un experto del “de mañana no pasa”. Me encantaba la idea que la meditación representa, los beneficios que aporta, y además quedaba muy bien decir que practicaba el Mindfulness. Sin embargo, a la hora de la verdad, procrastinaba una y otra vez.

Al final tuve la suerte de vivir cerca de un monasterio budista y pedí participar en varios retiros, con lo cual me puse a mi mismo en una situación en la que hubiera quedado muy mal si no acudía. Me alegré mucho de hacerlo. Dejé de presionarme para cumplir a rajatablas mis objetivos y me di cuenta de que podía disfrutar meditando, de hecho me apetecía.


Mindfulness: las excusas habituales de los principiantes

Por ello, si estás empezando o piensas empezar pronto en esto de la meditación, me gustaría compartir contigo estos consejos que te pueden servir de ayuda para vencer las cinco principales excusas habituales:

1. No tengo tiempo

Esta es sin duda la más repetida y quizás las más absurda de todas. Todos estamos ocupados, sí, pero siempre tenemos cinco minutos para dedicarnos a nosotros mismos.

Muchos principiantes creen que tienen que empezar con 30 minutos de meditación al día y eso es un gran error. La clave está en ir progresando. Ponte una meta sencilla, por ejemplo 5 minutos diarios la primera semana hasta que puedas meditar un mínimo de 20 minutos al día. Crea el hábito de pasar 5 minutos al día y poco a poco ir subiendo a 8, 10 minutos, y así sucesivamente, es la mejor manera de sentirte cómodo con esta práctica. Piensa que tan solo 10 min de meditación diaria ya te aporta numerosos beneficios.

2. Me aburro

El mayor enemigo del meditador principiante es el aburrimiento, y francamente lo entiendo. Una actividad que consiste en no hacer nada, no suena especialmente atractiva. 

Pero amigo, no hacer nada ya es hacer algo. Y es algo realmente difícil. Deja que alguien te guíe al principio, practica la meditación guiada para que se te haga menos aburrido. También hay meditaciones de muy diferentes tipos, algunas se basan en ciertos temas que te pueden resultar más atractivos o en repetir mantras. Esto hace que sea más ameno ya que reduce la impresión de que no estás haciendo nada.

3. No lo hago bien

Una de las mayores dificultades para meditar es ponerte expectativas o repetirte a ti mismo “todo el mundo medita bien menos yo”.

Si no consigues concentrarte en la respiración porque no paran de venirte diferentes pensamientos como la lista de la compra, los planes del fin de semana o lo muy aburrido que estás, ¡Felicidades! Eso es que lo estás haciendo fenomenal. El objetivo de la meditación Mindfulness es justo ese, observar todos los pensamientos que están pasando por tu mente. Simplemente obsérvalos, acepta que te has distraído y vuelve a poner atención a tu respiración, así hasta que venga la siguiente distracción.


4. Tengo algo importante que hacer

Estás meditando y de repente uno de los pensamientos que te distrae te hace caer en la cuenta de que en realidad se te ha olvidado algo importante que tienes que hacer. 

No puedes dejar de pensar en ello, así que esta vez sí, te convences de que esta meditación no va a servir para nada. ¡Error! Cuanto más distraído mejor, así no te aburres. Observa lo muy distraído y nervioso que estás. Sé consciente de tu respiración acelerada y de lo mucho que te importa lo que sea que tienes que hacer. Ánimo, al fin y al cabo, en sólo diez minutos ya podrás hacerlo.

5. No sé por dónde empezar

Una buena idea sería empezar por el principio. Simplemente siéntate y pon atención en tu respiración, en un sonido o en un objeto externo. No necesitas nada más. Ni música clásica de fondo, ni velas aromáticas, ni ser capaz de sentarte en la postura de la flor de loto. Simplemente ponte cómodo pero no apoyes la cabeza, mantenla erguida para no quedarte dormido. Date cuenta de cómo respiras y de la manera de expirar e inspirar el aires. Y... voilá, ¡Ya estás meditando!

Espero que estos pequeños consejos os hayan convencido para derribar esas excusas que todos ponemos para no meditar y realmente lo probéis. ¡Cuando menos te lo esperes, descubrirás que estás enganchado!

Diego Salinas

12 características de las personas mentalmente fuertes

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Hay personas que, pese a que las cosas les vayan mal, siempre siguen adelante. No importa lo complicado que pueda parecer el presente, porque saben que vendrán tiempos mejores. El otro día, en un programa de televisión española, escuché al famoso actor Antonio Banderas contar una anécdota sobre este tipo de personas.

El malagueño explicaba que un día se le acercó un individuo para felicitarle en la fiesta de celebración de los Oscars y le dijo: “¿Sabes quién soy?”. Banderas no le conocía, así que el chico le dijo que era el fundador de “Uber”, una de las empresas más exitosas de los últimos años”, y le confesó que se había caído una y otra vez antes de triunfar y que, antes de que todo le saliera bien, debía mucho dinero. Ese chico nunca perdió la esperanza, y siguió adelante a pesar de los fracasos.
Características de las personas mentalmente fuertes

Por desgracia, no todo el mundo tiene esa mentalidad triunfadora, y la mayoría de personas se vienen abajo a las primera de cambio. Además, los años de la “sociedad del bienestar” que se han experimentado en Europa y en varios países desarrollados, ha creado jóvenes mentalmente débiles, que lo quieren todo servido y que no tienen una mentalidad resistente.

Ahora bien, la crisis económica ha obligado a muchas personas a espabilarse y cambiar la manera de pensar. Porque una mentalidad débil no solamente no permite triunfar, sino que provoca problemas emocionales serios en distintos campos de nuestra vida.

¿Pero qué caracteriza a las personas mentalmente fuertes? ¿Qué es lo que las personas mentalmente débiles hacen mal? A continuación te lo explicamos.





1. Son emocionalmente inteligentes

En la última década se han llevado a cabo muchos estudios sobre inteligencia emocional, y parece ser que este tipo de inteligencia es la clave para tener una mentalidad fuerte. La inteligencia emocional ayuda a las personas a conocerse mejor, a relacionarse de manera más eficiente, a mantener la calma en las situaciones difíciles, a ser más realistas, más productivos, a mantener el equilibrio emocional, a estar más preparados ante el cambio, etcétera. Por desgracia, no todo el mundo es emocionalmente inteligente, lo que afecta negativamente a su bienestar psicológico.

2. Son compasivas consigo mismas y se aceptan tal y como son

Constantemente nos repiten que hay que perdonar a los demás, pero solemos ser muy duros con nosotros mismos. Las personas mentalmente fuertes son compasivas consigo mismas y se quieren pase lo que pase. Y, claro, ser compasivo con uno mismo también incluye la autoaceptación. Hacer las cosas mal de vez en cuando es parte de la vida, no hay nadie que lo haga todo a la perfección

3. Confían en sí mismas

Las personas con una mentalidad fuerte confían en sí mismas, y esto les permite a superar la mayoría de retos que se proponen. Las personas con un alto nivel de autoconfianza puede que no siempre logren sus objetivos, pero nunca se rinden. Esta confianza en la propia capacidad les ayuda a no desmoronarse ante el fracaso y seguir adelante en el cumplimiento de las propias metas y objetivos.

4. Ven en los fracasos un aprendizaje

Y por supuesto que estas personas fracasan en ocasiones, como todo el mundo. Pero las personas mentalmente fuertes son conscientes de que es posible fracasar y piensan que eso tiene remedio: ¡Seguir adelante! Las personas mentalmente fuertes aprenden de sus fracasos, lo que les permite crecer.

5. No le dan importancia a lo que los demás piensen de ellos

A todos nos gusta caer bien a los demás, pero esto no siempre es posible. El desgaste psicológico de estar constantemente pensando en lo que los demás piensen de uno mismo puede ser mentalmente agotador. Las personas mentalmente fuertes no pierden el tiempo con este tipo de pensamientos, y siguen su camino fieles a su estilo.

6. Saben encajar las críticas

Todos recibimos críticas de vez en cuando, algunas pueden ser constructivas y otras no tienen fundamento. Las personas mentalmente fuertes aceptan las criticas constructivas y las aprovechan para aprender. Además, no se toman las demás críticas como algo personal, por lo que no les dan importancia.


7. Saben quién son y dónde quieren ir

¿Quién soy yo? es una de esas preguntas existenciales que, si no sabemos responder, pueden llegar a convertirse en un obstáculo a la hora de conseguir nuestros objetivos y ser felices. Las persona mentalmente fuertes no temen responder a esa pregunta y saben quién son. Además tienen un camino que quieren seguir y están en constante movimiento, lo que les mantiene motivados pese a que, de vez en cuando, tengan que cambiar de rumbo.

8. La felicidad está en su interior

Las personas fuertes de mente saben que la felicidad está en su interior y no en las cosas externas. Disfrutan de sí mismas y viven el momento presente porque entienden que en la vida lo que importa son las cosas pequeñas, no en las cosas materiales. Tienen una fuerza interior que les hace resistentes frente a la vida.

9. No temen salir de la zona de confort

Las personas mentalmente débiles se caracterizan por no querer salir de su zona de confort, por tener miedo al cambio. Es más fácil quedarse ahí parado aunque las cosas no nos vayan bien que afrontar nuestras inseguridades y conocer algo nuevo que nos puede suponer un futuro mejor. Salir de la zona de confort es bueno aunque solo sea una experiencia más en la vida para el aprendizaje.

10. Y por tanto, no temen a la incertidumbre

Pero salir de la zona de confort significa afrontar nuestros miedos a pesar de no saber qué nos espera. Las personas mentalmente fuertes no temen a la incertidumbre, sino que le plantan cara y, como ya he dicho antes, saben que de las malas experiencias también se aprende.

11. Tienen una mentalidad positiva pese a las adversidades

Las personas mentalmente fuertes tienen una mentalidad positiva pase lo que pase. Por tanto, ya sea a la hora de salir de la zona de confort, de afrontar la incertidumbre, cuando fracasan, etc., siempre mantienen la actitud y la mentalidad positiva. El poder está en la mente.


12. Son resilientes

Los individuos mentalmente fuertes son resilientes, es decir, son personas capaces de hacer frente a las adversidades de la vida y salir fortalecidas de ellas. Aunque es habitual pensar que ser resiliente es algo innato, es posible aprender a dominar esta capacidad con práctica y una buena actitud.

Juan Armando Corbin

¿Sabías que el Éxito no es Obra de la Casualidad? – 3 claves para alcanzarlo

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Iniciar un camino de búsqueda interior, es una decisión que algunos tomamos en algún momento de su vida. Éste camino indefectiblemente nos impulsa a buscar el sendero del autoconocimiento, la reflexión. Generalmente esta decisión de búsqueda está impulsada por situaciones críticas que experimentamos en nuestra vida. Estas situaciones nos empujan o nos crean la necesidad de unabúsqueda interior, moviéndonos de nuestra zona de confort en la que a veces nos encontramos atrapados.

Con el transcurso del tiempo, aquellas personas que no desistimos en ésta búsqueda y elegimos seguir adelante más allá de las adversidades, nos vamos dando cuenta que alcanzar las grandes respuestas y grandes cambios en la vida no es algo simple de lograr, sino que es un verdadero camino hacia la maestría interior.
Generalmente desde nuestra ignorancia pretendemos cambios mágicos y rotundos, sin haber movido previamente una energía interior consecuente con nuestro deseo. Pero lo importante es comprender que “El Éxito” en cualquier orden de la vida no es obra de la casualidad, sino que es la consecuencia de un largo camino recorrido. Es decir que es el producto de una sumatoria de pequeños y continuos aciertos.
Entonces lo que nos transforma no es el éxito en si mismo, si no que es el camino que tuvimos que recorrer para llegar a el. La sumatoria de ese camino y de todos esos pequeños logros que fuimos acumulando es lo que se transforma en el Gran Paquete del Éxito, que finalmente se manifiesta fuertemente en tu vida. Pero es de vital importancia saber que el resultado final es la consecuencia de un conjunto de acciones, es decir que no es obra de la casualidad.
Entonces lo más importante es comprender y ser consiente de los procesos, comprender el camino, tener Feno desistir, siempre desear avanzar y en algún momento las cosas comienzan a manifestarse como la habíamos soñados o incluso mejor. Pero mientras ese resultado no aparezca como tal, si somos consecuentes y constantes, tenemos que tener consciencia de que nos encontramos en el camino, no tenemos que perder el enfoque, la fuerza y el convencimiento interior.
Éxito
Generalmente los seres humanos se enfocan en un objetivo, avanzan un poco y luego tienden a desistir, más tarde inician nuevamente su búsqueda y nuevamente ante la primer dificultad que el camino les presenta, desisten nuevamente, y así sucesivamente. Entonces es como que siempre dan sus primeros pasos pero luego vuelven al punto cero. Finalmente basados en ésta experiencia pueden llegar a creer que es imposible alcanzar sus anhelos. Pero el secreto de su frustración es que no fueron consecuentes ni constantes.
Como enseño el maestro chino Lao Tse en el “Tao te King”, “…el Cambio está en lo constante, y lo constante está en el cambio…” es decir que no podemos alcanzar ese gran cambio si no somos constanteen algo. Es en esa fuerza de constancia donde una energía interior comienza a acumularse, a catalizarse y finalmente va a explotar, y es allí donde vamos a encontrar ese cambio que anhelábamos.
Tengamos en cuenta también que dependiendo cuán lejos estés de tu objetivo o anhelo va a ser la distancia del trayecto que tengas que recorrer en tu vida, y esto hace que a veces el cambio no suceda de la noche a la mañana.
Lo importante es reconocer cada paso que uno da, tener consciencia del caminoreconocerse a uno mismo porque eso es lo que nos brinda fuerza y aliento y nunca desistir, porque si eresconstante y consecuente tarde o temprano esos cambios que sueñas o anhelas llegarán para tu vida.
Entonces las tres claves más importantes para alcanzar el éxito en tu búsqueda interior o en cualquier área de la vida son, visión, enfoque y constancia.
Por Lucas Elizalde 

¿Existe realmente mi alma o llama gemela?

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Cuantas veces  a lo largo de nuestras vidas nos hemos realizado esa pregunta.  
¿Realmente existe el amor de mi vida¿ Existe mi llama gemela? 

La cultura romántica encargada de narrarnos los cuentos de hadas de príncipes y princesas nos dejan con la idea de que en algún lugar del planeta debe existir, la persona exacta, única e irrepetible para uno. Que es la encargada de amarnos para toda la vida y sin la cual la vida carece de sentido. Esta visión desde un enfoque de carencia pudiera ser real, pero afortunadamente no es así. 
En los últimos tiempos las almas han ido despertando del sueño profundo en el que se encontraban perdidos de si mismos. Y nos envolvimos en frases como : la vida es un valle de lagrimas, el amor es dolor, me falta mi otra mitad. 
Estas frases repetidas a lo largo de nuestra existencia creo una separación interior, y el ser humano se sintió incompleto, cree que algo externo a él es lo que le producirá la felicidad, de que otro ser sería el responsable de completarlo y que Dios ( la fuente) “estaba fuera de él”. Esta sensación de “separación“proviene desde nuestro nacimiento. Hay varias hipótesis al respecto, como el dolor del parto cósmico  que al ser separados de nuestro creador(útero cósmico) como chispas divinas para ser almas individuales llevamos esa intranquilidad interior, una percepción constante de “buscar algo” a lo largo de nuestra experiencia de vida. 
El dolor del nacimiento cósmico en el nivel más profundo 

El dolor del nacimiento cósmico

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Citaré a Pamela Kribbe al respecto : 
Ustedes frecuentemente tratan de aliviar este dolor cósmico individual en el nivel de las relaciones con otras personas. Específicamente en las relaciones personales profundas, donde hay intimidad con otro, frecuentemente sucede que ustedes intentan sanar su propia herida más profunda con la energía de otro. 
A menudo, ustedes reconocen muy bien el dolor en el otro. Esencialmente, siempre es el mismo dolor que está basado en la pérdida de la seguridad y de la conexión primordial. El otro con frecuencia funciona como un espejo para su propio dolor. En esencia, ustedes reconocen su propio dolor en la cara del otro. 
Debido a que ustedes reconocen su propio dolor en el otro, más fácilmente de lo que pueden reconocerlo en ustedes mismos, ustedes comienzan a tratar de resolver este dolor en el otro y subconscientemente ustedes esperan que su propio dolor sea reducido por la presencia (amor, reconocimiento) del otro. 
Pero este juego que es con frecuencia representado en las relaciones (sexuales) hace que sea más difícil que antes sanar la herida. Esto es porque se puede desarrollar fácilmente una dependencia mutua desde este rol de juego emocional, sobre el cual ambos en la pareja crecen atados. Tan pronto como empieza a formarse la dependencia, comienzan a involucrarse aspectos de poder, que los llevarán más lejos del hogar, literalmente (del Hogar). Siempre que ustedes comiencen a inclinarse al poder, ustedes están entregando su propia fuerza. El poder y la dependencia no pueden existir uno sin el otro. 
Esta sinergia es lo que llamamos relaciones karmicasEstas relaciones casi nunca son de larga duración, estables, amorosas. Son relaciones destructivas más que sanadoras. Frecuentemente, el propósito básico del encuentro es lograr soltarse uno del otro. Esto es algo que podría no haberse hecho en una o más vidas pasadas, pero ahora hay otra oportunidad para liberarse uno al otro en amor. 
 
Si ustedes se hallan en una relación que está caracterizada por emociones intensas, que evoca mucho dolor y aflicción pero de la cual no pueden escaparse, por favor dense cuenta de que nada los obliga a estar con la otra persona. Además, comprendan que esas intensas emociones a menudo están más relacionadas con un dolor profundo que con amor mutuo 
La energía del amor es esencialmente calma y pacifica, alegre e inspirante, no es opresiva, agotadora y trágica. Si una relación adquiere este rasgo, es tiempo de soltar más bien que de trabajar en ella otra vez. 
Las almas cuya esencia divina es el espíritu; se han formado en grupos y han pactado vida tras vida un largo proceso de aprendizaje. De ahí que en cada reencarnación no andamos solos y vamos con muchas almas compañeras, almas afines y almas gemelas, con ellas hacemos un servicio de ir puliéndonos, intercambiando roles en cada encarnación para recordar quienes somos y aprender lo más importante que es el amor incondicional.  

Definición de Alma Gemela

  
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Desde nuestro origen divino somos una totalidad una sola unidad, integrada por nuestro aspecto femenino y masculino. No estamos separados, ni incompletos. 
No somos enteramente un alma femenina, ni enteramente un alma masculina. La creencia de que así es ha generado una sumisión a la idea de que debemos completarnos con otra persona o con algo fuera de nosotros para ser unidad. Es el pensamiento que pertenece a la dualidad. Esto no significa que abandonemos nuestras relaciones, sino que el trabajo es primero en uno mismo. 
El término Gemelo en el plano espiritual se refiere a que son almas con el mismo tono de vibración o sentimiento. Se puede decir que todas las almas somos gemelas porque hemos nacido de la misma fuente (iguales como chispas divinas) y vamos acumulando la experiencia y recordando quienes somos a través de nuestras vidas y reconociéndonos en otras almas con las que viajamos. 
En la energía de su alma gemela reconocen una parte muy profunda de ustedes mismos, su esencia más allá de la dualidad, y por este verdadero reconocimiento comienzan a comprenderse mejor y se vuelven conscientes de quiénes realmente son. Su gemelo es un marco de referencia para ustedes, que los lleva fuera de las creencias limitadas que los alimentaron y que fueron asimiladas por ustedes en esta vida y en vidas anteriores. 
 
Ustedes se liberan  viendo este reflejo de ustedes en su gemelo, es como un recordatorio y no tiene nada que ver con la dependencia emocional. Encontrarse uno con otro ayuda a cada uno de ustedes a volverse Individuos más fuertes y conscientes de sí mismos, expresando su creatividad y amor en la Tierra. Acelera su viaje de retorno ya que los ayuda a elevarse a un nivel superior de unidad mientras conservan y expresan plenamente su yo-idad, su individualidad única. 

Como reconocer a un alma con el mismo tono de vibración

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Cuando dos almas se encuentran o se cruzan, ahí aparece la vibración. Se siente una corriente que corre todo el cuerpo; los ojos se hablan, se miran y, sin decirse nada, se hablan con el Corazón. Se siente como un volcán en erupción, una mezcla de sentimientos raros, pero fuertes. La alquimia de tu cuerpo cambia y, aunque esa persona  te tome la mano en son de un simple saludo, queda su piel impregnada a la tuya. 
Ese momento, ese encuentro, es uno de los más importantes que vive un ser humano. El que tiene la suerte de encontrarse con su alma gemela se encuentra a sí mismo. 
—¿Y el que no la encuentra? Es porque no está atento, no está dispuesto, o los miedos lo atan. 
Cuando estas personas se juntan, se mueve una energía muy grande que tiene que ver con la memoria de otras vidas que traen de siglos atrás. Al ser una misma vibración y tener una misión tan importante el amor entre gemelos es el de mayor intensidad

Las Llamas Gemelas

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 El ser humano ha buscado la felicidad en objetos o relaciones en la vida. Y en algún momento se da  cuenta que la felicidad no es algo que sea expuesto. Que no lo proporciona nada material u otra persona y podemos darnos cuenta que nuestro corazón y el alma hacen un cambio quitando la responsabilidad a estos pensamientos. 
Es entonces que el encuentro con la “llama gemela” es el estado más avanzado del alma con respectoal amor
El camino de la llama gemela es como otros recorridos, un camino hacía el interior de uno mismo.  Es la unión de polaridad masculina y femenina integrando un ser completo. Entramos en el equilibrio perfecto, fusión del cielo y la tierra. María Magdalena fue quien manifestó y compartió estos cambios profundos. 
Son las almas que actualmente ya brotan  como semillas cristicas, que han trabajado su interior hasta comprender el verdadero significado del amor incondicional, que a través de ese amor manifestado contribuyen a elevar la conciencia cristica de la tierra. Son seres de luz que no rechazan la oscuridad sino que la abrazan con su luz. Estas parejas cuando están juntas elevan la vibración a lo más alto siendo sanadores, es por eso que ese amor no es considerado dentro de la etiqueta de “romántico porque trae como misión sanar y elevar la rejilla del planeta, porque ambos han sanado sus karmas personales. 
Tienen el mismo grado de evolución, no son un mismo ser sino dos que se unen a un mismo servicio. Se lee mucha información acerca de sanar karma entre ellos y eso no es exacto. El karma es una oportunidad perfecta para crecersanar y es individual. No se puede sanar el karma del otro, se puede ayudar a reflejar en otra alma como un espejo, ser el detonante pero es responsabilidad de cada uno sanar esas heridas internas que vienen de tiempo atrás.  
Es importante comprender esto porque es una de las principales trampas en las relaciones. Ustedes no son responsables de su pareja y él/ella no es responsable de ustedes. La solución a sus problemas no yace en el comportamiento de la otra persona. Es su destino ser capaces de sentirse Total y Completo, enteramente por cuenta propia. Esa es la condición más importante para una relación verdaderamente satisfactoria. Es falso que alguien más pueda sanar karma por otro, que al trabajarte tú, trabajes a otro. 
Nuestro cometido es trabajar en nosotros mismos, abrir nuestro corazón y es necesario que los campos energéticos primero se liberen uno de otro para ganar el espacio suficiente que les permita volver al centro del corazón. Desciendan con su consciencia dentro de ese hermoso cristal claro que es su esencia. No dependan de otros para experimentarlo en ustedes; está ahí para ustedes – siempre. Es el susurro de Dios que pueden oír. 
Pamela Kribbe: 
El amor y la aceptación incondicional van a ser encontrados sólo en vuestro propio corazón – por y para ustedes mismos. No carguen a otro con ese deber. Ese amor incondicional es algo entre ustedes y vuestro Ser. Esto sólo pueden dárselo a ustedes mismos, y cuando lo hacen, se volverán una fuente de amor para los demás, porque entonces ustedes se habrán vuelto completamente honestos y verdaderos con ustedes mismos. Se aman a sí mismos, incluyendo la parte oscura: ese niño en ustedes quien a veces lucha y está atormentado. 
Cuando ustedes se aman a ustedes mismos, les resulta más fácil ver a la otra persona bajo una perspectiva real. Ya no tienen que tomarse tan personalmente las cosas ofensivas o hirientes que a veces él o ella dice o hace. Sus acciones o reacciones les pertenecen a ellos, y se vuelve más fácil no responder tan emocionalmente a eso. La otra persona ya no es responsable de la salvación de vuestra alma – ustedes lo son. Ustedes son los maestros de vuestro mundo, de vuestra realidad. 
Todos ustedes están en este camino de autorrealización, y ya están tocando a otras personas con vuestro corazón de cristal: les están dando chispas de amor y de esperanza. Les agradezco por venir a la Tierra en esta época, en este período de cambio y de transición. 
Y cuando el encuentro se haga realidad sentirán una sensación de plenitud como si un arco iris circulara por sus cuerpos, como si todos los aromas se juntaran para transportarlos al paraíso. Surgirá ese encuentro en un momento de su vida, estando solos o acompañados, a veces con pocas energías, cansados y decaídos. 
Justo cuando empezaban a sentir que la vida era rutina y aburrimiento, y que no quedaba otra solución que aceptarla,  les devolverá la energía y la esperanza, se reencontrarán con su propia esencia,reafirmando su autoestima, haciéndolos sentir únicos e importantes
Estos amores son eternos; es posible que luego de ese encuentro pasen por desencuentros, porque es tan fuerte lo que les pasó que, inconscientemente, necesitan tiempo para aceptarlo; es también posible que, en ese periodo, se sigan pensando y se atraigan. 
Ese encuentro los enamoró y, pase lo que pase, ya no volverán a ser los mismos. Saben que hay una gran magia que los tiene atrapados y que los envuelve, remontándolos a las nubes. 
 USTEDES MISMOS SON LOS SALVADORES DE SI MISMO. 

Autor: Mary Bernedo 

Las Tres Fases para Llegar al Amor Incondicional

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El amor incondicional es un paso importantísimo en nuestro crecimiento personal.



De hecho, es imprescindible para sentirnos completos.

En el fondo de nuestro corazón, sabemos que somos todos uno, y nuestra alma está buscando recuperar esta unidad.

Nuestra alma está buscando volver a sentir el amor incondicional.

Hoy hablaremos de cómo lograrlo.

Es un camino aún más hermoso y profundo de lo que parece.

El Primer Paso Hacia el Amor Incondicional

Cuando pensamos en el “amor incondicional”, lo primero que normalmente nos viene a la cabeza es la idea de amar a todas las personas: ser capaz de expresar amor sincero por todo el mundo.

Este es, sin duda, un paso muy importante; tanto para la paz en la Tierra como para la paz en nuestro interior.

A nivel profundo, sabemos que estamos todos unidos, así que siempre que tenemos un pensamiento de rechazo hacia alguien, una parte de nuestra alma siente dolor. Siempre.

Así pues, solo encontraremos la paz y la felicidad cuando nuestros pensamientos sean de amor hacia todo el mundo. No hay alternativa posible.

Amar a todo el mundo nos resulta difícil, pero no porque realmente lo sea. En realidad, amar es nuestro estado natural. Solo tenemos que recordarlo.

Este es el primer gran paso.


La Segunda Fase del Amor Incondicional

Amar a todo el mundo es el primer gran paso hacia el amor incondicional.

Pero no es el único. Ni siquiera es el más difícil

Amar incondicionalmente significa amarlo todo. Todo, todo.

Y una de las cosas que más necesitan nuestro amor actualmente son los instantes del tiempo.

Si te fijas, nuestra vida está hecha de instantes del tiempo que se van sucediendo uno detrás de otro. En algunos instantes pasan cosas que nos gustan y en otros no. Y, normalmente, despreciamos los instantes que no nos gustan.

Esta es la base de la impaciencia. Cuando no nos gusta lo que está sucediendo, queremos que el tiempo pase más deprisa y que cambie. Decimos: no me gusta este instante del tiempo en el que estoy ni lo que está sucediendo en él. Quiero otro instante diferente y lo quiero ya.

Esto no es amor incondicional.

El tiempo es un elemento muy importante en la Tierra. En parte es una ilusión, pero es una ilusión muy valiosa. Sin él, no podríamos estar viviendo esta experiencia humana.

Y tenemos que amarlo. Tanto el tiempo en sí mismo, como todos los instantes que contiene.

Cada ser vivo del universo merece ser amado por el simple hecho de existir.

Y los instantes del tiempo también.

La Tercera Fase del Amor Incondicional

El primer paso es amar a todas las personas, y a todos los seres en general.

El segundo paso es amar todos los instantes del tiempo.

Y el tercer y último paso es amarte a ti mismo.

Esta es la gran puerta que lleva al esplendor máximo: ser capaz de amarse a uno mismo de forma plena y completa.

Sin embargo, es importante diferenciar el amor “egoísta”, aquel que nos hace creer que somos más que los demás, del amor puro y sincero. El amor verdadero a uno mismo es aquel que nos permite ver que somos una parte maravillosa del universo, igual que todas las demás, y que gracias a nosotros el mundo es un lugar más luminoso.

Este paso es el último porque necesita los dos anteriores para poderse completar del todo: mientras no amemos todo lo que nos rodea, una parte de nosotros sentirá que no lo está haciendo del todo bien. Nos sentiremos culpables y nos costará mucho amarnos plenamente.

En cambio, si dejamos que todo nuestro amor fluya con libertad, nos convertiremos en personas tan enormemente luminosas, que nos enamoraremos completamente de nosotros mismos.

Así que ama todo lo que te rodea, ama todos los instantes del tiempo y ámate a ti mismo. Este es el camino.

Hay personas que piensan que esto es totalmente imposible. Hay cosas en este mundo demasiado horribles para poder amarlas.

Pero no es verdad.

Es verdad que hay cosas terribles, pero no es verdad que no podamos amarlas. Nuestra luz es tan fuerte que, si lo permitimos, puede iluminar cualquier cosa. Por muy oscura que sea.

Y esto es lo que nos hace tan increíblemente maravillosos: el amor incondicional está en nosotros.

Lo creamos o no, está en nosotros.

Solo hay que dejarlo salir.

http://www.jananguita.es/

Sientes rabia y no sabes por qué

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Es una especie de molestia que se manifiesta en tu estado de ánimo, pero también en tu cuerpo. Experimentas fastidio. Te da calor y puedes sentir cierta pesadez en la cabeza. También es posible que experimentes tensión en la garganta y algo de opresión en el pecho. Es la rabia, que te asedia y a veces no sabes exactamente por qué.



Cuando la ira nace a partir de un estímulo concreto, como un acto ofensivo o una situación desagradable, es mucho más sencillo trazar una conducta a seguir. Tienes la alternativa de armar una bronca, digerir lo ocurrido y dejarlo pasar o manejar civilizadamente el asunto. Pero cuando la rabia no se dirige a algo o a alguien específicamente, sino que simplemente impregna de fastidio todo tu mundo emocional, es más difícil mantenerla bajo control.
“Aferrarse a la rabia es como agarrar un carbón ardiendo con la intención de tirarlo a alguien; eres tú quien te quemas.”
-Buda-

En principio, la ira es una emoción positiva, en la medida en que permite oponer resistencia a circunstancias que son frustrantes o amenazantes para ti. Se trata simplemente de una reacción de defensa o ataque, que permite reafirmar a una persona. Pero cuando esa rabia se vuelve sorda y constante, cuando se convierte en una irritabilidad permanente y te hace estallar hasta por eventos insignificantes, es necesario revisar qué pasa.

La rabia que persiste y se retroalimenta

Todos conocemos personas que parecen estar enojadas constantemente. Se les ve tensas y notablemente preocupadas cada día, sin importar si hay hechos positivos o negativos a su alrededor. Parecen ser inmunes a lo que ocurre en su entorno, porque igual permanecen enfadados. Se les dice que son como “una chispa” y que al menor estímulo desagradable, desatan un incendio de grandes proporciones.

¿Qué pasa en esas personas que sienten rabia y no logran especificar por qué? Por lo general se trata de individuos con un aprendizaje equivocado: creen que desatar un conflicto es una vía eficaz para lograr sus propósitos. Como les cuesta tolerar y entender a quienes piensan o actúan de manera diferente a ellos mismos, se enojan y les reclaman a los demás por no hacer las cosas como ellos piensan que deberían hacerlas, con o sin razón.

Para los enfadones crónicos hay una sola forma de vivir, una sola forma de sentir y una sola forma de actuar: la que ellos llaman “correcta”. Sienten que deben reaccionar con ira cuando “pillan” a alguien haciendo algo que “no corresponde”. No soportan la sensación de caos en el mundo, porque, muy probablemente, ellos mismos experimentan un caos interior, que solo pueden mantener a raya siendo “psicorígidos”.

También suele tratarse de personas con dificultades para expresar sus emociones. Es frecuente que repriman lo que hay en su interior y que solo sean capaces de expresarlo mediante un estallido de rabia. Esa emoción les da el impulso necesario para decir lo que habían callado. Por eso mismo, sus palabras están sobrecargadas y casi siempre representan una visión exagerada o demasiado extrema de una situación.

Un monstruo que termina devorando a su creador

Hay momentos en los que el enfado es realmente un factor que ordena, que pone límites y que evita males mayores. Una buena verdad, dicha a tiempo y “sin anestesia”, permite poner “los puntos sobre las íes” y detener alguna circunstancia nociva.

Lo ideal sería que siempre tuviéramos el suficiente control para decir todo con exactitud y mesura. Pero esto no siempre es así, nuestro cerebro instintivo y emocional es mucho más antiguo que el racional y no podemos evitar que de manera excepcional tome el control. De hecho es bueno que a veces quienes nos rodean se den cuenta de que también tenemos nuestro carácter.

Pero en el caso de esa irritabilidad constante, en lugar de propiciar una situación saludable, lo que se puede desencadenar es una dinámica que termina atentando contra el propio bienestar del “enfadon”. Lo que quiere es orden, “corrección”, o como quiera llamársele. Pero lo que obtiene con sus gritos y sus reclamos desencajados es todo lo contrario: más desorden, más errores y menos soluciones.

Este tipo de personas terminan impregnando todas sus relaciones de tensión y conflicto. Más tarde o más temprano, siempre termina uno recibiendo aquello que da. Así que es muy probable que el “enfadon” se convierta en víctima de su propio invento. Los demás se tornan más exigentes e intolerantes con él y permanecen predispuestos de manera negativa ante su presencia. Se vuelve alguien que fastidia, que constantemente es también puesto en tela de juicio, que no se soporta.

Es muy frecuente que esa irritabilidad constante esté acompañada de depresión y de ansiedad. Tristeza por la frustración que implica el sentirse impotente ante la imposibilidad de lograr que todo funcione como él desea. Ansiedad, por la misma razón y por los múltiples conflictos en los que se ve envuelta la persona.

Al final del día, este tipo de actitudes solo son una forma de desperdiciar lo mejor de la vida. Es claro que si sientes rabia constantemente, terminas sin saber por qué y esto te bloquea, necesitas algo más que un nuevo propósito. Lo que requieres es ayuda profesional.

Edith Sánchez

Da mejores resultados construir puentes que levantar muros

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Existe la idea errónea de que alzar muros cuando nos han hecho daño es lo mejor para salvaguardarnos de un nuevo dolor, sobre todo porque construir puentes que favorezcan el inicio de otras relaciones parece demasiado arriesgado. “Ya he sufrido bastante”, nos decimos, y nos ponemos todo un ejército de defensa en las puertas del corazón.



“También el ejército derrotado respira cuando ha acabado la batalla”
-Dino Buzzati-

Es cierto que actualmente ir por la vida con un escudo y lanza no es solo más sencillo que mostrarnos vulnerables, sino que además es bastante más práctico: evitas confianzas decepcionantes, caídas innecesarias y puñaladas poco o nada merecidas. Sin embargo, ¿de verdad no crees que va siendo hora de aparcar el rencor, las reservas y los miedos?

Quizá me digas que no, que ya se han reído de ti lo suficiente y, a pesar de solidarizarme con eso, te diré que sí: no seríamos plenamente seres vivos si no nos diéramos a conocer a gente nueva, experiencias diferentes, ciclos que se inician y llegan para cerrar esos finales de solo un punto.

Relájate, suelta el aire: no todos son tiburones

Si nos han fallado y nos han dolido la primera reacción que viene tras el proceso de aceptación es una de autodefensa. Cerramos la historia con esa persona y con ella ponemos el candado a cualquier posible emoción que tenga intención de revolver el alma: “no va a ver más rotos porque no le daré la oportunidad a nadie de que los cause”.

Evidentemente, creemos que este sistema de defensa es perfecto porque nada ni nadie podrá asaltarlo. Y entonces nos vestimos con una dura armadura, sin darnos cuenta que estamos privando a nuestra piel del contacto con el aire. Sin ser conscientes de que en realidad lo que podemos lograr es que nuestras heridas se infecten.

“Un día de estos tendrás que ir bajando la guardia,
las cosas que otros te hicieron son cosas que ya no te pasan”
-Marwan-

En otras palabras, que no te engañen: el daño sigue siendo unidireccional. La sobreprotección nos impide disfrutar y nos conduce a un estado de alerta constante que nos niega la posibilidad de dejarnos llevar. Levantar muros se vuelve así una cruz invisible que nos sigue y nos persigue, haciéndonos pensar que todo lo que hay en el mar son tiburones.

A la valentía de pedir perdón, la virtud de perdonar

Por mucho que te empeñes en creer que levantando todo un castillo preparado continuamente para la guerra es mejor para ti, te equivocas: no seríamos nadie si no nos permitiéramos contactos emocionales con los demás. Nos perderíamos mucho si no fuéramos capaces de tirar puentes o, lo que es lo mismo, de aceptar el perdón y tener la virtud de perdonar. No por nadie, sino por alguien especial: por ti. Piénsalo, ¿de qué sirve no perdonar?, ¿te beneficia?

Tú te mereces otorgar el perdón a los errores que otros han cometido contigo, pues así conseguirás quitarte lastres que ya no deberían significar nada para ti: tienes nuevas metas, nuevos retos, gente que quiere conocerte, experiencias que te esperan. ¿Por qué no las dejas suceder?

En cierta medida podríamos decir que el corazón tiene sus propios espacios y estos hay que administrarlos bien: al trastero lo que impide a la luz quedarse en los pasillo principales. Si consigues hacerlo encontrarás la paz interior que tanto ansías y, sin saberlo, le sacarás el jugo al tiempo y exprimirás lo que llegue, sin fantasmas del pasado.

Tirar puentes es más difícil, pero también más vital

Nuestro título decía que da mejores construir puentes que levantar muros, pero aún no nos hemos parado a explicar qué significa eso de construir un puente. Por si existen las dudas, durante la Edad Media algunas fortalezas se servían de diferentes “ayudas tecnológicas”, como los puentes levadizos, que daban permitían elementos de defensa tan eficaces como los fosos: por un lado, elevarlos permitía proteger el sitio del acceso de los enemigos; por otro lado, favorecía el tráfico marítimo y la entrada al castillo.

“Si levantas un muro, piensa en lo que queda fuera”
-Italo Calvino-

Si aplicamos la metáfora a la vida entendemos que es muy complicado lanzar ese puente para permitir la entrada a lo desconocido cuando recientemente nos ha costado tanto echar del corazón al enemigo. No obstante, no hacerlo por mucho tiempo nos aislará del exterior, nos sumergirá en inseguridades y nos irá apagando la vitalidad.

Como con todo, lo que es más difícil de lograr parece que nos llena más y nos genera la adrenalina suficiente. Así que si crees que lo que necesitas es pasar página, construir otros recuerdos o sentir que de verdad lo que dolía a cicatrizado; ¿por qué no dejas de levantar muros y te animas a construir puentes?

Cristina Medina Gomez

5 formas de hacernos daño sin darnos cuenta

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Cuidar de uno mismo implica sobre todo, saber respetarnos y amarnos sin condiciones, ya seamos guapos o feos, estemos tristes o alegres, triunfemos o fracasemos. Algo que a priori parece fácil de hacer, se convierte en realidad en una tarea muy difícil si tenemos en cuenta la educación recibida o la cantidad de mensajes que nos han vendido la publicidad, el cine o la música y con los que de alguna manera, al trasformarlos en exigencias, nos hacemos daño.



Es como si uno fuese “egoísta”, “orgulloso” o “engreído” por quererse, por felicitarse de vez en cuando o darse una palmada en la espalda. “Sé humilde y modesto”, nos han dicho siempre o “no te lo creas que lo pierdes todo”.
Estamos de acuerdo en que no hay que irse al polo del narcisismo pero sí que es beneficioso a nivel psicológico quererse un poco más y machacarse algo menos de lo que solemos hacerlo.

Ya que si no es así, el resultado suele ser que apartamos nuestros intereses y necesidades, las dejamos en un segundo plano y, por lo tanto, dejamos de cuidarnos. La mayoría de las veces por esa necesidad de ser aprobados por los otros o por el deseo extremo de ser perfectos y no cometer errores a los ojos de los demás.

¿Te cuidas?

Quizá te hayas sentido identificado con la introducción del artículo y ya te hayas percatado de que no te cuidas a nivel emocional y de que en ocasiones y como consecuencia te haces daño a ti mismo. No obstante, te recomiendo que analices estos puntos y reflexiones sobre si necesitas quererte un poquito más.

Te haces daño si…


Te haces daño si te exiges ser perfecto

Exigirse ser perfecto es un objetivo poco realista, ya que nunca lo podremos conseguir, por mucho que nos empeñemos en ello. Los seres humanos estamos continuamente cometiendo errores y es gracias a ellos que aprendemos y mejoramos, pero nunca seremos infalibles en nada.

Si crees que puedes alcanzar la perfección, gastarás demasiadas energías. Lo único que harás es frustrarte cuando las cosas te salgan mal y al final acabarás abandonando tus metas, precisamente porque con ellas no puedes cumplir tus expectativas.

Exigirse demasiado es descuidarse mucho.

Te haces daño si no te das caprichos

Si no te haces regalos de vez en cuando, no te permites descansos o vacaciones o no te perdonas si no has actuado como “deberías” te estás descuidando claramente. Está muy bien ser responsable e intentar cumplir con nuestros objetivos o metas, pero es sumamente importante premiarse de vez en cuando por ello.
Decirse a uno mismo “porque me lo merezco” es beneficioso para nuestra salud emocional y nos mantiene motivados.

Te haces daño si dices “sí” cuando en realidad quieres decir “no”

En este caso das más importancia a las necesidades de los demás que las tuyas propias y esto es una falta de respeto total hacia tu persona. Se pueden hacer favores de vez en cuando, siempre y cuando concuerden con nuestros principios y criterios personales, pero para nada estamos obligados a decir que sí a todo.

No existe excusa, ya sea familiar, amigo o conocido, si no queremos hacer algo no tenemos por qué hacerlo y, si la otra persona se lo toma mal, será su problema y no el nuestro.


Te haces daño si te dejas llevar por las opiniones de los demás

Te crees que los demás tienen la verdad absoluta de las cosas y que tu opinión no es tan valiosa… ¿por qué?

Cada persona construye su realidad en función de lo que ha oído por ahí o como se ha educado, eso no quiere decir que sea real todo lo que piensa. Por lo tanto, lo saludable es escuchar las opiniones de la gente, pero sin que ello penetre en nosotros de forma absoluta y dominante.
Formaremos nuestra propia opinión que será igual de válida que la de los demás si es que nos sentimos bien con ella.

Te haces daño si no te permites vivir el presente

Tu mente es viajera y siempre se encuentra en el pasado o en el futuro, no descansa y viene al presente. Por lo tanto, no disfrutas de lo que tienes entre manos en este preciso instante, te lo pierdes y esto también es descuidarte.

Si te lamentas demasiado por aquello que pasó y no pudiste solucionar o te preocupas en exceso por lo que podrá venir pero aun no ha llegado, no estás viviendo el aquí y ahora y te estás haciendo daño a ti mismo.

¿Cómo te has de cuidar?

Si tras analizar los cinco puntos, te has dado cuenta de que no te cuidas lo suficiente, es momento de empezar a hacerlo. Evidentemente, tienes que aprender a autorespetarte y para ello has de empezar a hacer todo lo contrario a lo que se expone en esos cinco puntos.

Si eres muy exigente contigo mismo y crees que tienes que ser perfecto hagas lo que hagas, es conveniente que cambies la exigencia por una preferencia y que te aceptes al margen de tus resultados.

Si solo das y nunca recibes nada de ti mismo, empieza ya a premiarte por cada logro conseguido, aunque sea pequeño. Cógete esas merecidas vacaciones o cómprate ese vestido que tanto te gusta. Aprende a decir no, sin excusas, de forma firme y asertiva, sin miedo a la reacción del otro. Si es buen amigo lo entenderá.

Recuerda que las opiniones de los demás son de los demás. Se convertirán en tuyas si tu lo permites. Cada cual tiene derecho a pensar, decir y expresar lo que quiera, pero tu también tienes derecho a creer lo que quieras. Guíate por tu propia intuición.

Haz un esfuerzo por devolver tu mente al presente cuando notes que se ha ido. Para ello, fíjate en tu alrededor, describe lo que ves, lo que oyes o lo que sientes. Disfruta lo que estás viviendo y piensa que lo que sucedió ya no se puede solucionar y lo que vendrá, ya veremos.

Alicia Escaño Hidalgo

Si las palabras te ahogan, es el momento de decirlas

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Ni siquiera la persona más callada puede cargar en silencio con todos sus sentimientos, ya que todos necesitamos desahogarnos de vez en cuando y verbalizar lo que nos ahoga por dentro. De hecho, habrá temporadas en las que probablemente sientas que eso que tienes atascado en la garganta te está haciendo daño y no veas la manera de sacarlo fuera en palabras. Como si te hubieras atragantado y no pudieras respirar por el corazón.



Puede que incluso que eso te lleve a pensar que no existen palabras lo suficientemente precisas para trasmitir un retrato suficientemente fiel de lo que te ocurre . Es completamente normal, trata de respirar. Todos hemos pasado por esa situación alguna vez y puedo decirte que nada se va a quedar ahí indefinidamente: aunque no lo creas, tu burbuja de dolor se romperá y encontrarás el método para aliviarte y sentirte mejor.

No expresar tus emociones puede enfermarte

Son tantas las emociones que llegamos a sentir que, sin importar si son positivas o negativas, tienen que exteriorizarse para que podamos canalizarlas adecuadamente. De lo contrario, se quedan en tu interior haciendo ruido y quitándote parte de tu energía.

“No acumules silencios, grita de vez en cuando.”
-Anónimo-

Ciertamente, el cuerpo y la mente piden fluidez con lo que recogen de las experiencias y si no lo reciben pueden enfermarse: por ejemplo, la alexitimia es un trastorno que resulta de llevar a los límites esa incapacidad de manifestar las emociones.

Si sientes que te has bloqueado y que no sabes continuar, quizá sea el momento de dejar que las palabras hablen por ti y de que incluso busques ayuda. Ya no para que te diga qué hacer o qué no, sino para buscar esa sensación de comprensión que todos necesitamos.

Persigue las palabras que quieren huir

Es curioso que justo cuando más padezcas la sensación opresora de querer decir algo no puedas porque las palabras que te ayudarían a hacerlo quieren huir y no te lo permiten. Sin embargo, si buscas en ti la fuerza suficiente para perseguirlas lograrás hacerte con ellas.

“Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace.”
-Juan Rulfo-

Es posible que en el momento de hablar tartamudees, se entrecorten tus frases y que sientas que se te seca la boca. O, también puede que, en lugar de hablar, prefieras escribir y entonces te cueste enlazar tus pensamientos o te sorprendas con lo que ves ante el papel.

No obstante, las palabras que ahogan tienen que salir fuera porque tú misma es beneficioso que las escuches y las aceptes. Mientras no lo expreses, no podrás asumirlo ni sabrás cómo actuar ante ellas.

Algunas herramientas para el desahogo

Desahogarnos es uno de los procesos más complicados a los que tenemos que hacer frente como personas, pues equivale a dejar al descubierto el pecho mientras sufre para ver de cerca lo que nos aflige. Sin embargo, existen algunas técnicas que podrían facilitar el desahogo emocional y ayudarte a encontrar tu paz interior:
  • Ser tu propia consejera: si crees que posees una buena capacidad de objetividad para analizarte, es probable que tratar tus propios pros y contras de lo que te ocurre sea un buen ejercicio de catarsis para ti.
  • Llorar: siempre digo que es beneficioso llorar, pero creo que es preciso entender que es útil únicamente cuando somos conscientes de que nos está aliviando. Date la oportunidad de llorar hasta cansarte si lo necesitas, pero después de hacerlo intenta sacar las conclusiones al respecto.
  • Ganar tranquilidad y calma: la mejor manera de enfocar los problemas es sencillamente en un ambiente de tranquilidad y calma. Si lo estás pasando mal puedes realizar algo que te relaje, como escuchar música, y después buscar las palabras que necesitas decir.
  • Rodearse de personas que te quieran: es evidente que es tan indispensable encontrar a alguien cerca que se alegre de tus logros como que tenga la empatía para tus fracasos, miedos o indecisiones. Estoy segura de que hay alguien a tu lado que está dispuesto a no juzgarte, con quien puedes sentirte libre de hablar y ser escuchado. 

“Me parece que eres de esas personas que saben escuchar con los oídos, los ojos y el corazón, todos al unísono”
-Kate Morton-

Cristina Medina Gomez

Esa sensación de paz refleja que has tomado la opción correcta

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Esa sensación de paz que sientes ahora refleja que has tomado la opción correcta. Tal vez no sea la más acertada para algunos, ni la más lógica según otros. De hecho, puede que ni siquiera la mejor. Si embargo, lo que sí está claro es que es la opción que te hace feliz, la que conjuga con tus valores, esencias y sentimientos…



Sigmund Freud solía decir que tomar una decisión es como montar un caballo de carreras. El animal representaría nuestro lado emocional, instintivo, desbocado casi. Por su parte, el jinete es quien lleva las riendas de la razón, quien guía, frena y orienta. Ahora bien, quien vence en la mayoría de las ocasiones a la hora de tomar una decisión es nuestra fascinante arquitectura emocional, ahí donde cada día acontecen cientos y cientos de carreras…
Tú no eres la opción de nadie, eres tu propia prioridad, por ello, a la hora de tomar cada una de tus decisiones escucha a tu corazón. Porque no existe un camino correcto, existe un camino que te hace feliz.

La vida es elegir, de hecho, nos pasamos gran parte del tiempo practicando el arte de la toma de decisiones: café o té, ascensor o escalera, llamarle o no llamarle, coger ese tren o dejarlo pasar... Decidirse puede trasmitir las mismas sensaciones que las que acompañan a un salto al vacío. Ahí donde se requieren, eso eso sí, grandes dosis de valentía y responsabilidad.


Te invitamos a reflexionar sobre ello.


La opción correcta no existe: existe la voluntad de ser feliz

Henry James escribió un cuento excepcional titulado “El rincón feliz”. En él, nos presentaba a Spencer Brydon, un joven que después de haber obtenido éxito y fortuna en Estados Unidos vuelve a su casa natal de Inglaterra.


En la soledad de su hogar ahora vacío, se pregunta si hizo bien, si la opción de dejar sus raíces y a los suyos fue la decisión correcta. En medio de esta duda existencial, surge de pronto su alter ego, ese otro yo que le desvela, poco poco, qué habría sido de él en el caso de no haberse ido.

La duda de si hemos tomado o no la opción más correcta es algo que nos acompañará siempre. Ahora bien, tal, y como nos enseña Henry James en este cuento, tomar una decisión parte primero del corazón, pero tras ella, se da paso a la responsabilidad. De la emoción se pasa a la razón y, por encima de todo, a la obligación de ser arquitectos de nuestros propios caminos.

No siempre hay opciones correctas ni caminos con luces de neón señalándonos donde amanece cada día la felicidad. La decisión más sabia es aquella que nos ofrece paz, la que va de la mano de nuestra conciencia y la que a su vez, nos invita a seguir tomando decisiones congruentes en base a dichas esencias.


El arte de tomar sabias decisiones desde el corazón

Sabemos ya que a la hora de decidirnos por una opción u otra las emociones son como nuestros luceros en medio de los océanos de dudas. Ahora bien, te gustará saber también que la estructura cerebral que más luz irradia en dicho proceso es la amígdala.
Un deseo no cambia nada, pero una decisión lo empieza todo.

El cuerpo amigdalino tiene cientos de conexiones en todo el cerebro, es una estructura afinada y fascinante que actúa como una pequeña centinela capaz de evaluar todo estímulo, todo pensamiento, experiencias o acontecimiento consciente o inconsciente. Después de ese análisis, la amígdala emite un juicio, una decisión que más tarde será analizada detenidamente por nuestra corteza frontal.


Puesto que tenemos claro que muchas de nuestras decisiones las tomamos por la “vía emocional“, veamos ahora de qué manera podemos conseguir que éstas, sean un poco más sabias, más acertadas y responsables.


Claves para tomar decisiones

Para ser felices hay que tomar decisiones y ser capaces de ir más allá de la linea del miedo. Esto es algo que en ocasiones nos resulta muy complicado, lo sabemos, porque decidir es también tener que dejar muchas cosas atrás.
  • Cuando nuestro corazón nos pide que demos el paso y aparece el miedo, lo que debemos hacer es racionalizar ese temor y entenderlo. De la emoción pasamos ahora a la razón, porque es la lógica y el pensamiento consciente quien debe invitarnos, con valentía, a derribar los muros de nuestros miedos.
  • Cuando tus emociones te indiquen que tomes un camino determinado, pregúntate si estás siendo realista. Es una pregunta que debes hacerte a ti mismo, solo a ti y a nadie más. Si lo ves factible, si te hace feliz y lo ves posible, que nada ni nadie te detenga en ese propósito.
  • Acepta la posibilidad del fracaso. Tolera y asume que es posible que las cosas no vayan bien, pero entiende, a su vez, que para encontrar el camino de la felicidad no basta con una sola opción. Es solo una puerta que te enseñará muchos más caminos.

El arte de ser feliz es saber decidir cada día siendo íntegros con la voz de nuestro corazón, aceptando errores para ir encontrando poco a poco nuestros senderos vitales, nuestra paz interior.

Valeria Sabater

¿Se puede visualizar el éxito?

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El primer paso para ser exitosos en cualquier emprendimiento o proyecto es imaginarlo. Existen diversas técnicas para poder visualizar el éxito y concretar nuestros objetivos. Es tan simple como “soñar despiertos” e imaginarnos en el preciso momento en que conseguimos nuestras metas.



Gracias a esta visualización podremos “acomodar” los pensamientos, experimentar las mismas sensaciones que ocurrirán en ese momento, enfocarnos en nuestras virtudes y tratar de cambiar aquello que no nos agrada. Pero atención que no se trata de vivir soñando, sino de equilibrar la acción con la imaginación.


Visualiza el éxito y tus sentimientos

¿Te has puesto a pensar alguna vez qué sensación tendrás cuando te gradúes, cuando tu empresa sea exitosa o cuando te cases? Imaginar esas emociones te permitirá estar cada vez más cerca de tus objetivos. ¿Tan solo con soñarlo? Sí, tan solo con soñarlo.

Algunos consideran que la visualización es una terapia que está de moda y por ello ahora todos deberíamos llevarla a cabo, sin embargo se trata de una técnica con mucha historia. Desde la antigua Roma ya se utilizaban los pensamientos para poder superar los problemas y hasta para curarse de algunas enfermedades.

Podemos obtener muy buenos resultados si visualizamos lo que queremos conseguir. La imaginación nos aporta la energía y la motivación suficientes como para seguir adelante sin importar cuánto nos cueste hacer realidad nuestro sueño. Si nos enfocamos en una sola cuestión a la vez nos será más simple.

La concentración es muy importante ya que habrá otros pensamientos que quieran distraernos. Pero no podemos permitirlo si realmente buscamos experimentar una bonita situación. Una situación que esperamos que se repita en el futuro, aunque en ese momento no solo estará en la cabeza, sino que será 100% real.

Visualizar el éxito, no el fracaso

Todas las técnicas se pueden usar para ayudarnos o para perjudicarnos. Si visualizamos el éxito podemos familiarizarnos con esa condición, mejorar nuestra autoestima y aumentar la confianza en nuestras capacidades. También nos sirve para planificar mejor y estar listos para ese torbellino de sensaciones que se producirán en tu interior cuando lo logres.

Si en vez de ello nos enfocamos en el fracaso porque no nos fiamos de que las cosas sucedan como queremos o pensamos que no somos capaces de lograr nada, entonces la visualización es negativa. Al pensar una y otra vez en el error, hay más posibilidades de equivocarse, de estar nerviosos, de no planear al detalle o de que todo salga mal.

No hay que desestimar el poder de la visualización. No es una técnica que solo se queda en la mente sino que atraviesa el cuerpo como un haz de luz que nos da fuerzas para seguir. Nos permite a su vez imaginar por completo una situación y no dejar nada librado al azar. Si crees que algo sucederá, entonces así será. Ese es el “leiv motiv” de visualizar.

Todos los sentidos puestos en la visualización

Cuando recibimos una buena noticia, conseguimos un trabajo que nos gusta o nuestra empresa tiene más clientes de los que esperábamos, la mente y el cuerpo reaccionan de una manera extraordinaria. Son muchos los fenómenos que suceden en nuestro interior y la mayoría de ellos son inexplicables, pero nos encantan.

En el arte de visualizar el éxito también debemos prestar atención a ellos. Es decir que para lograr una imagen completa de nuestra meta es preciso que todos los sentidos y emociones estén a nuestra disposición.

Para que el sueño sea lo más realista posible, a tal punto de no saber determinar si estábamos despiertos o no, es vital que añadamos muchos ingredientes a la receta. Es decir, los olores, los sabores, las texturas, los sonidos y las imágenes han de estar en una simbiosis perfecta ayudándonos a que la escena sea lo más “realista” posible.

Visualizar las emociones

Lo mismo sucede con los sentimientos. Si ya sabes que llorarás de la emoción… ¡entonces llora cuando visualizas tu objetivo concretado! Si la felicidad hace que tu corazón lata a mayor velocidad… ¡deja que los latidos aumenten!

Cada vez que imagines eso que tanto deseas no olvides añadir nuevos detalles, cuanto más nítida sea la imagen más fuerza te dará para acercarte a ella. Lo mismo que sucede con una receta de cocina y los condimentos: si le faltan aliños, el plato no tendrá gusto.

Cuanto antes pongas en práctica la técnica para visualizar el éxito, más rápido serás exitoso. Disfruta este camino desde el primer momento en que piensas en él y recuerda que se trata de disfrutar mientras lo alcanzas, no solamente cuando lo hayas logrado.

Yamila Papa

El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento

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Emilio Duró en una de sus conferencias más conocidas llamada “Optimismo e ilusión” dice que el 99% de todo lo que nos preocupa son cosas que nunca han pasado ni pasarán. Si lo pensamos con detenimiento, es cierto, porque gran parte de nuestro sufrimiento y de sus causas están dentro de nuestro cerebro, y lo que realmente ocurre es que tenemos miedo a sufrir.



El miedo es una reacción muy humana, que forma parte de nuestro instinto de supervivencia natural, pero en ocasiones nos traiciona porque se activa ante situaciones en las que no hay un verdadero peligro. Es en esas situaciones en las que tenemos que aprender a controlar nuestros temores.

“Todo lo que siempre has querido está al otro lado del miedo”
-George Adair-

Tendemos a sufrir más ante la sola idea del sufrimiento que ante una situación que puede dar lugar a un sufrimiento real. Muchas personas temen amar o enamorarse, por miedo a sufrir después, y se esconden tras una coraza sin darse cuenta de que de esa forma no pueden ser ellas mismas, ni conocer el amor.

Cómo funciona el miedo en nuestro cerebro

Para saber cómo funciona el miedo en el cerebro, se llevó a cabo un experimento por científicos del Centro de Salud Mental de la Universidad de Texas en Dallas (EEUU). Contaron con la participación de 26 adultos (19 mujeres y 7 hombres) con edades comprendidas entre los 19 y los 30 años.

El experimento consistió en mostrar a los participantes 224 imágenes al azar, entre las que había imágenes reales (divididas en imágenes de peligro y situaciones agradables) e imágenes irreales sin ningún indicador que diferenciara a las imágenes de las dos categorías.

Se les pidió a los participantes que apretaran un botón con el dedo índice derecho cuando vieran una foto real y que presionaran otro botón con el dedo medio derecho cuando vieran fotos irreales y se midieron los resultados mediante electroencefalografías.

“Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años solo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma”
-Facundo Cabral-

Los resultados del electroencefalograma revelaron que las imágenes amenazantes provocaban un aumento precoz de actividad de ondas theta del lóbulo occipital (el área del cerebro donde se procesa la información visual).

A continuación, se producía un aumento de actividad theta en el lóbulo frontal (donde se producen las funciones mentales superiores tales como la toma de decisiones y la planificación). De la misma forma, también se identificó un aumento en las ondas beta relacionadas con el comportamiento motor.

Por lo tanto, en base a todo lo anterior, se llegó a la conclusión de que el cerebro da prioridad a la información amenazante sobre otros procesos cognitivos y el experimento realizado nos muestra cómo sucede este proceso en el cerebro.

Elige dejar de tener miedo a sufrir

Para dejar de tener miedo a sufrir no existen fórmulas mágicas, no hay una forma en la que podamos dejar de sufrir y olvidarnos de todo, pero sí existen determinadas reflexiones que podemos hacer y que nos ayudarán a dejar de lado ese temor, tan irracional a veces.

Elegir no tener miedo significa gestionar nuestras emociones y lograr que no nos dominen, conocernos y elegir estar bien y en paz con nosotros mismos. Para ello es importante pasar por un proceso en el que reflexionemos sobre lo que sentimos y por qué lo sentimos.

Identifica el sufrimiento

Para luchar contra el miedo a sufrir, es esencial no caer en la negación y ser conscientes de que sufrimos. En este sentido, para lograr una visión objetiva, podemos observarnos a nosotros mismos y darnos cuenta de qué pensamos, cómo lo pensamos y qué hacemos.

Pero además de esa observación interna, es necesaria una observación externa, mira tu cuerpo y observa qué te está intentando transmitir. Se trata de preguntarte: ¿qué te dice tu cuerpo? Escucha a tu cuerpo e identifica ese sufrimiento.
Elige dejar de sufrir

Una vez realizado el análisis interno y externo de nosotros mismos, es hora de elegir dejar de sufrir. Para ello, podemos comenzar con dejar de lado pensamientos negativos que solemos tener como: “No puedo superar esto”, “Me lo merezco”, “No tengo tiempo”, “No vale la pena”.

“Una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde”
-Miguel Hernández-

Junto con esos pensamientos negativos también es importante superar creencias limitantes que solemos tener arraigadas como que “sufrir por amor es la manera más elevada de mostrar amor verdadero.” Dejar de lado pensamientos negativos y creencias limitantes, es un paso esencial para que el sufrimiento no nos invada y elegir la felicidad.

Expresa lo que sientes

Es habitual que sintamos miedo a sufrir y que además tengamos miedo a exteriorizarlo por lo que puedan pensar otras personas, pero expresar nuestros miedos más profundos es lo que nos hace valientes y honestos, con los demás y con nosotros mismos.

Decir lo que sentimos, ponerle palabras al miedo es un acto que requiere un gran coraje pero que nos hará romper las barreras que nos limitan y descargarnos del peso de lo que nos hace sufrir y no nos permite disfrutar de todo lo bonito que hay en la vida.

Arantxa Alvaro Fariñas

Aceptarte incondicionalmente puede llevarte toda la vida

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Todos nacemos con una dosis de amor incondicional, pero con el tiempo lo vamos perdiendo. Aceptarte incondicionalmente puede llevarte tiempo. Las experiencias negativas, los problemas con los demás provocan que tengamos que aprender de nuevo a hacerlo.


Aceptarte incondicionalmente otra vez no es algo que sucederá de forma repentina. Será un proceso que te llevará toda la vida. Así que ten paciencia y piensa en lo que siempre nos han dicho “lo bueno se hace esperar”.
Nacimos con inocencia y amor, después aprendimos a desconfiar y temer. Parece que va siendo hora de desaprender y volver al inicio

¿Me acepto o no me acepto incondicionalmente?

Cada discusión, crítica, problema o dificultad hará que pierdas un poco de amor propio. Todos estamos sometidos a este tipo de situaciones negativas que van minando nuestra auto-confianza. Pero, no somos conscientes de esto hasta que empezamos a sentirnos mal.

¿Quieres saber si te aceptas incondicionalmente o no? Entonces las realidades que a continuación te presentamos serán significativas para dar respuesta a esta pregunta. Si te sientes identificado con ellas, no te aceptas incondicionalmente.
  • Te sientes fuera de lugar en determinados contextos o situaciones.
  • Consideras que no mereces el amor de los demás.
  • Te comparas constantemente sintiéndote inferior.
  • Crees que no eres lo suficientemente bueno con respecto a los demás.
  • No te arriesgas en la vida por miedo a fracasar.
  • Te reprimes tanto que no te permites ser tú mismo.
  • No te gusta estar a solas con tus pensamientos.
Si te has sentido identificado con cada una de las situaciones anteriores no te preocupes. Es normal que no te aceptes incondicionalmente porque desde pequeños nos han educado para ser aceptados socialmente. Como consecuencia, perdemos nuestra verdadera autenticidad.

“Amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida”
-Oscar Wilde-

Nos hemos convertido en lo que la sociedad quiere que seamos, aunque hay personas que destacan todas parecen estar cortadas por un mismo patrón. Hay cosas en ti que nunca serán iguales en otra persona. Esto es lo que te hace ser único y auténtico.

Tal vez camines diferente, hables demasiado, quizás no te tomas en serio situaciones que te han dicho que lo son… Hay muchas cosas en ti que no tienen por qué coincidir con las del resto. Pero, las normas bajo las que se ha regido tu educación te han limitado poco a poco para que corrijas todo lo que no se encuentra bien visto.

Es muy difícil salir de todo esto porque te hará sentir extraño, diferente. Empezar a amarte incondicionalmente supondrá un esfuerzo por dejar todo aquello que creías correcto atrás. Una vez lo hagas, empezarás a ser tú mismo.


Redescubre quién eres

Aceptarte incondicionalmente implica que debes conocerte a fondo. Esto puede ser sencillo, cuando no lo es en absoluto. Para conocernos el tiempo que pasemos con nosotros mismos será clave. Quizás te de miedo lo que puedas descubrir, pero no es nada que te resultará extraño. ¡Ese eres tú!

¿Sabes realmente lo que te gusta? ¿Qué esperas de la vida? ¿Hasta dónde quieres llegar? ¿Qué te hace feliz? Ahora mismo seguro que dudas en tus respuestas. Es cierto que hay muchas preguntas que no las tendrán, pero por eso es necesario echar una mirada a nuestro yo más interior.

Cuando descubras quién eres, tus zonas erróneas, tus virtudes… acéptalas y no te sientas tentado a caer en todo aquello que te digan que debes ser. Imagina que eres muy hablador y muy valiente para decir lo que no te gusta, pero nunca lo expresas porque el resto de personas muestran rechazo y esto no es positivo.

Este es un buen momento para empezar a cambiar esta situación y para aceptar que puede que a algunas personas les guste tu actuación, pero a muchas otras no. Eso sí, te sentirás mucho mejor una vez que empieces a expresarte libremente sin miedo a las reacciones de los demás.
No te compares con nadie, ten la cabeza bien alta y recuerda que no eres mejor ni peor, simplemente eres tú y eso nadie lo podrá nunca superar

Con esto, es muy importante que no te critiques ni te juzgues por nada. Ya muchas personas se encargan de ello y no es bueno para ti seguir sus mismos pasos. Asume cómo eres y muéstrate orgulloso. Eres diferente y no a todo el mundo le vas a gustar, ¡no pasa nada!

Conecta con tu “yo” profundo

Aunque tengamos éxito y hayamos alcanzado la cúspide de todas nuestras metas, a pesar de que seas consciente de que aceptarte incondicionalmente será tu mejor opción, seguirás criticándote y sintiéndote incómodo. Tendrás que luchar continuamente con esto.

Siempre vamos a tender hacia un “yo social” en el que nos sentimos más seguros, aunque fuera de lugar. Pensamos que eso es lo correcto, que la aceptación de los demás es más importante que la nuestra propia. Estas creencias no hacen más que confundirnos.

Por eso es tan difícil volver a conectar contigo mismo, recuperar ese “yo” que nada tiene que ver con el “yo social” que muestras ante los demás. Tu “yo” es auténtico, puro. No se encuentra influenciado por nada ni nadie.

“No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro. Acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar”
-Pablo Neruda-

¿Eres consciente de las limitaciones que tú mismo te pones? ¿Te das un tiempo para descubrirte? La aceptación incondicional es algo que requerirá de un gran esfuerzo y trabajo. Pero el resultado te hará sentir mucho mejor. 

Aprende a darte el valor que te mereces y a creer en ti para no necesitar que nadie más te de esto. Aprende a aceptarte incondicionalmente. Eres una persona auténtica, llena de cosas que aportar y ¡diferente! No te niegues a conocerte, no te niegues a aceptarte incondicionalmente.

Raquel Lemos Rodríguez
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